Barron menciona, en sus publicaciones sobre los creadores que ha estudiado, las siguientes características:
- Preferencia por la complejidad,
- Personalidad psicodinámica más compleja,
- Mayor autonomía e independencia en la formación de juicios,
- Dominancia,
- Ascendencia personal entre las personas,
- Aceptación de sí,
- Autoconocimiento.
Otros investigadores sugieren otras características:
- Capacidad para correr riesgos,
- Apertura frente a nuevas experiencias,
- Capacidad para jugar con elementos,
- Tolerancia a la ambigüedad.
Las características de personalidad citadas anteriormente no son independientes entre sí.
En las personas creadoras, se forman conjuntos articulados de varias de dichas características,
de acuerdo con su historia vital, su herencia, familia de origen, otras figuras significativas que
pueden haber estimulado sus potencialidades, sus propias motivaciones y valores,
su voluntad y dedicación.
De todo lo cual resulta: una muy particular manera en que dicha persona realiza
su proceso creador, el tipo, cantidad y calidad de productos generados, la disciplina
en la que desarrolla su obra.
Para ilustrar lo expresado, pensemos en un arquitecto.
Tiene como encomienda profesional el diseño de una vivienda familiar.
Si dicho profesional reitera lo ya hecho anteriormente a pesar de diseñar
una casa correcta, no habrá realizado una experiencia creadora.
Para aplicar tal calificativo, debemos estar frente a ideas originales, nuevas, poco convencionales.
Así, podría ser, de no existir: «una casa que gire, que rote según el momento del día, para disfrutar del sol o
para protegerse del mismo según el deseo de sus habitantes; para disfrutar de un paisaje magnífico
desde cualquier ambiente.»
Animarse a generar tales ideas, exige del arquitecto en cuestión, la disposición a
suspender el juicio, a postergar la valoración racional y trascender los conocimientos
adquiridos de manera tradicional.
Argumentos razonables como, alto costo, complejidad tecnológica entre otros,
si se emplean en el momento generador de ideas, conducen al asesinato de las mismas.
Un creador siente como inevitable y necesario correr riesgos. Estar abierto a todo,
a lo desconocido. Escuchar como si fuera primera y única la demanda de su cliente,
puede ser una fuente rica para logros innovadores.
Desarrollar la capacidad para jugar con ideas, con elementos permite descubrir
nuevos usos para materiales y técnicas ya conocidas, permite innovar,
proponer nuevos materiales.
Animarse a explorar estructuras nuevas, desconocidas.
Descubrir sendas aun no transitadas. Tolerar el desasosiego,
la intranquilidad que produce el dejarse llevar hacia la forma final que
tendrá lo que buscamos, puede brindarnos una feliz sorpresa.
Sorpresa grata, enriquecedora, la del encuentro multicreador.
Encuentro con soluciones originales, valiosas, significativas.